La deshumanización de los palestinos por parte de Israel: Una atrocidad sistemática más allá del trato a los animales de granja

La campaña de deshumanización de Israel contra los palestinos es un
asalto calculado y despiadado contra su propia existencia, reduciéndolos
a un estatus muy por debajo del ganado, tratados como objetos
desechables para ser controlados, explotados y borrados. A través de una
retórica genocida, detención administrativa draconiana, condiciones
carcelarias tortuosas, matanzas masivas en Gaza, procedimientos médicos
sin consentimiento, cosecha de órganos confirmada históricamente y la
retención deliberada o entierro masivo de cuerpos para ocultar estos
crímenes, Israel ha despojado a los palestinos de su humanidad con una
precisión escalofriante. La retención de cadáveres hasta que se
descomponen más allá de la autopsia o su entierro en fosas comunes sin
identificar no es mera negligencia, sino un intento siniestro de
eliminar pruebas de atrocidades, protegiendo a Israel de la rendición de
cuentas. Este ensayo afirma, con una convicción inquebrantable, que
estas prácticas constituyen una abominación moral y legal, arraigada en
un proyecto de décadas de borrado palestino, que exige la condena global
y la justicia.

Retórica genocida: La base de la deshumanización

La deshumanización de Israel comienza con palabras que envenenan la
conciencia colectiva, transformando a los palestinos en entidades
subhumanas indignas de vida o dignidad. Desde su fundación, los líderes
han utilizado el lenguaje para negar la existencia palestina. La infame
declaración de Golda Meir en 1969, “No existía tal cosa como palestinos…
No existían”, borró su identidad e historia, sentando las bases para
políticas que los tratan como no entidades (The Language of Genocide).
Esta retórica persiste en los líderes contemporáneos que amplifican la
deshumanización para justificar la violencia. Los discursos del primer
ministro Benjamin Netanyahu posteriores a octubre de 2023, comparando a
los palestinos con los amalecitas bíblicos —cuya destrucción total está
mandatada divinamente— y llamándolos “hijos de la oscuridad”, los
enmarcan como amenazas existenciales que requieren aniquilación
(Dehumanising Palestinians). La escalofriante afirmación del ministro de
Defensa Yoav Gallant, “Estamos luchando contra animales humanos y
actuamos en consecuencia”, acompañó un asedio a Gaza que cortó
alimentos, agua y electricidad, presentando explícitamente a los
palestinos como bestias merecedoras de inanición (In Israel, Rhetoric
Dehumanizing Palestinians). La lamentación del ministro de Finanzas
Bezalel Smotrich de que el mundo “no permitirá que Israel cause la
muerte por hambre de 2 millones de civiles” revela una intención
genocida que normaliza la muerte masiva como solución (Israeli Society’s
Dehumanization). Este lenguaje permea la sociedad civil, donde figuras
mediáticas como Yehuda Shlezinger abogan por violar a prisioneros
palestinos, y miembros del Knesset argumentan que los soldados no
deberían enfrentar límites, incluyendo la violencia sexual (Israeli
Society’s Dehumanization). Tal retórica no es mera hipérbole; es un
precursor deliberado de atrocidades, creando una cultura donde el
sufrimiento palestino se celebra, sus vidas valoradas menos que el
ganado, al que se le ahorra tal vitriolo.

Detención administrativa: Un abismo kafkiano

La práctica de Israel de la detención administrativa es un mecanismo
grotesco de control, encarcelando a palestinos —a menudo menores— sin
cargos, juicio o explicación, en un vacío legal que desafía la dignidad
humana. Más de 9,400 palestinos, incluidos cientos de niños, languidecen
en detención, con más de 3,242 en detención administrativa hasta
noviembre de 2023, según la Oficina de Derechos Humanos de la ONU (UN
Report). Los detenidos son mantenidos incomunicados, sin acceso a
abogados o familias durante hasta 140 días bajo la Ley de Combatientes
Ilegales, y se les prohíbe las visitas del Comité Internacional de la
Cruz Roja (CICR), violando el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos (PIDCP) y la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN)
(Amnesty International). Esta secreto, donde las familias desconocen el
destino de sus seres queridos, refleja el tratamiento de objetos
desechables, no de seres sensibles. La ley, extendida en 2024, permite
la detención sin supervisión judicial, dejando a los palestinos sin voz
ni visibilidad. Los menores, como un niño de 14 años detenido durante 24
días y torturado, enfrentan horrores particulares, con su juventud
ignorada en un sistema que los trata como amenazas a ser enjauladas
indefinidamente (Amnesty International). A diferencia del ganado, al que
se le brinda un cuidado básico por su utilidad, los palestinos son
sometidos a un borrado deliberado de su persona, su existencia reducida
a una nota burocrática.

Condiciones tortuosas en detención: Un descenso al infierno

Las condiciones en las instalaciones de detención de Israel son un
testimonio de la deshumanización palestina, sumiendo a los detenidos en
un abismo de pesadilla de tortura, violación y negligencia. Informes de
Amnistía Internacional, B’Tselem y la ONU pintan un cuadro desgarrador:
los detenidos son confinados en recintos similares a jaulas, vendados,
esposados y obligados a usar pañales, sin acceso a comida, agua, ropa de
cama ni atención médica (B’Tselem). La tortura es sistemática —golpizas,
electrocución, ahogamiento simulado, suspensión del techo y ataques de
perros están documentados, con al menos 54 muertes bajo custodia desde
octubre de 2023 (UN Report). La violencia sexual es desenfrenada, con
testimonios de violaciones en grupo, violaciones con objetos como
boquillas de extintores y violaciones por perros, particularmente en Sde
Teiman, según informes de la ONU y New Arab (New Arab). Mujeres y niños
enfrentan horrores específicos, se les niegan compresas sanitarias y son
sometidos a registros corporales, con una enfermera testificando sobre
sangrado por violación en una audiencia de la ONU (RFI). La designación
de B’Tselem de estas instalaciones como “campos de tortura” subraya su
brutalidad, superando el abandono del ganado, al que al menos se le
alimenta y protege para mantener su valor. Los palestinos, en contraste,
son sometidos a un sufrimiento deliberado, sus cuerpos y espíritus
quebrantados para reforzar su estatus subhumano, un destino que ningún
animal soporta con tal crueldad calculada.

Matanza masiva en Gaza: Un genocidio en desarrollo

La matanza masiva de palestinos en Gaza, particularmente desde octubre
de 2023, es una culminación escalofriante de la deshumanización, con más
de 53,000 muertos, en su mayoría mujeres y niños, en lo que Amnistía
Internacional y la ONU han etiquetado como un posible genocidio (Amnesty
International). Los ataques aéreos indiscriminados de Israel, dirigidos
contra hospitales, escuelas y campos de refugiados, reflejan un
desprecio insensible por la vida palestina, justificado por una retórica
que los enmarca como “animales humanos”. El asedio, que cortó alimentos,
agua y medicinas, ha llevado a la inanición y enfermedades, con los
comentarios de Smotrich sugiriendo que esto es un resultado aceptable
(Israeli Society’s Dehumanization). La destrucción del 70% de las
viviendas e infraestructura de Gaza, según estimaciones de la ONU, busca
hacer la región inhabitable, una clara violazione de la prohibición de
los Convenios de Ginebra sobre el castigo colectivo (UN Report).
Atrocidades específicas, como el ataque aéreo al Hospital Bautista
Al-Ahli, que mató a cientos, subrayan la escala de la violencia
(Dehumanising Palestinians). Esto no es guerra; es exterminio, tratando
a los palestinos como alimañas a erradicar, mucho peor que el ganado, al
que se le ahorra tal destrucción gratuita. La Corte Internacional de
Justicia (CIJ) en sus medidas provisionales de enero de 2024 ordenó a
Israel prevenir el genocidio, pero la matanza continúa, alimentada por
una retórica deshumanizante que normaliza la muerte palestina (ICJ
Ruling).

Procedimientos médicos no consensuados: Una violación de la santidad corporal

Los supuestos abusos médicos de Israel —realizando procedimientos sin
consentimiento ni anestesia— representan una grotesca violación de la
integridad corporal palestina, tratando sus cuerpos como objetos para la
explotación. Informes de amputaciones “rutinarias” en Sde Teiman debido
a lesiones por esposas, realizadas en condiciones deplorables, sugieren
negligencia médica, si no daño deliberado, según un informe de CNN de
abril de 2024 (CNN Report). Tales procedimientos, si se realizan sin
consentimiento ni anestesia, violan la prohibición del PIDCP sobre actos
médicos no consensuados y la Convención contra la Tortura (CAT),
constituyendo tortura o trato inhumano. La falta de transparencia y
acceso a registros médicos en las instalaciones de detención agrava las
sospechas de abuso. A diferencia del ganado, cuyo tratamiento médico
está regulado para garantizar su utilidad, los palestinos son sometidos
a procedimientos que ignoran su dignidad y autonomía, reforzando su
estatus deshumanizado como meros recipientes para el castigo o la
experimentación.

Cosecha histórica de órganos y ocultamiento mediante retención de cuerpos

La admisión histórica de Israel sobre la cosecha de órganos, junto con
su práctica actual de retener cuerpos palestinos hasta que se
descomponen más allá de la autopsia o enterrarlos en fosas comunes, es
una acusación condenatoria de su intención de ocultar crímenes atroces.
En 2009, el Dr. Yehuda Hiss, exdirector del Instituto Forense Abu Kabir,
confesó que durante los años 90, los patólogos cosecharon órganos
—córneas, piel, válvulas cardíacas y huesos— de palestinos, israelíes y
trabajadores extranjeros fallecidos sin el consentimiento de las
familias, según informó The Guardian (The Guardian). Esta admisión
confirmó que los cuerpos palestinos fueron explotados, su santidad
violada de una manera similar a la extracción de recursos de objetos sin
vida. Alegaciones recientes de Euro-Med Human Rights Monitor (2023)
afirman que los cuerpos devueltos de Gaza muestran órganos faltantes,
como hígados y riñones, aunque las pruebas forenses están obstaculizadas
por el conflicto y la descomposición (Euro-Med Monitor). La retención
deliberada de más de 370 cuerpos, con más de 115 en morgues y 256 en
tumbas numeradas conocidas como el “Cementerio de los Números”, según
Jadaliyya, es una estrategia calculada para prevenir autopsias que
podrían revelar tales abusos (Jadaliyya). La devolución de 89 cuerpos
descompuestos a Gaza el 5 de agosto de 2024, enterrados en una fosa
común cerca del Hospital Nasser sin identificación, según informó Al
Jazeera, y la negativa a aceptar 88 cuerpos el 25 de septiembre de 2024,
debido a su estado irreconocible, según Middle East Eye, sugieren un
esfuerzo deliberado para eliminar pruebas (Al Jazeera, Middle East Eye).
A diferencia del ganado, cuyos restos son manejados con supervisión
regulatoria, los cuerpos palestinos son retenidos o descartados de
maneras que borran su individualidad y ocultan posibles crímenes, una
práctica que grita culpabilidad e impunidad.

Implicaciones legales: Un asalto flagrante al derecho internacional

Las acciones de Israel son un asalto descarado al derecho internacional,
violando múltiples marcos con impunidad: - Carta de la ONU: El artículo
1 que llama a los derechos humanos es desafiado por políticas
deshumanizantes que niegan la dignidad palestina (UN Charter). - PIDCP y
CAT: La detención arbitraria, la tortura y los actos médicos no
consensuados violan los artículos 7 y 9, con la cosecha de órganos
constituyendo tortura y mutilación (ICCPR, CAT). - Convenios de Ginebra:
El Cuarto Convenio prohíbe la tortura, el castigo colectivo y el
irrespeto por los muertos, todos evidentes en Gaza, las prácticas de
detención y la retención de cuerpos (Geneva Conventions). - Estatuto de
Roma: Las órdenes de arresto de la Corte Penal Internacional (CPI) de
noviembre de 2024 para Netanyahu y Gallant por crímenes de guerra,
incluyendo asesinato, tortura e inanición, subrayan la responsabilidad
individual (ICC Cases). - Fallo de la CIJ (julio de 2024): Declaró la
ocupación de Israel ilegal, citando violaciones sistémicas, incluyendo
detención arbitraria y castigo colectivo (ICJ Ruling). - Responsabilidad
de Proteger (R2P): El supuesto genocidio y crímenes contra la humanidad
desencadenan obligaciones de intervención global, pero las alianzas
políticas detienen la acción (R2P). - Derecho Internacional Humanitario
Consuetudinario (DIH): Prohíbe el sufrimiento innecesario y ordena un
tratamiento respetuoso de los muertos, ambos violados por las prácticas
de Israel (Customary IHL).

La retención de cuerpos para prevenir autopsias es una violación directa
del Artículo 16 del Cuarto Convenio de Ginebra, que requiere un entierro
honorable, y del mandato del DIH consuetudinario para la eliminación
respetuosa. Estos actos constituyen crímenes de guerra, crímenes contra
la humanidad y un posible genocidio, exigiendo enjuiciamiento, sanciones
e intervención internacional.

El abismo moral: Peor que el ganado

El ganado, valorado por su utilidad económica, es alimentado, protegido
y regulado para asegurar su valía. Los palestinos, por el contrario, son
sometidos a una campaña deliberada de borrado —hambreados, torturados,
masacrados y explotados, sus cuerpos retenidos o descartados para
ocultar crímenes. La confesión histórica de la cosecha de órganos y la
práctica actual de retención de cuerpos hasta la descomposición revelan
una intención escalofriante de evadir la rendición de cuentas, tratando
los restos palestinos como evidencia a borrar, no como vidas humanas
merecedoras de respeto. Esto no es un descuido; es un esfuerzo
sistemático para deshumanizar a los palestinos hasta el punto del
olvido, haciendo invisible su sufrimiento y sus muertes intrascendentes.

Conclusión: Una demanda de justicia

La deshumanización de los palestinos por parte de Israel —a través de la
retórica genocida, la detención administrativa, las condiciones
tortuosas, la matanza masiva, los abusos médicos, la cosecha histórica
de órganos y el ocultamiento deliberado de crímenes mediante la
retención de cuerpos y fosas comunes— es una abominación moral y legal.
Reduce a un pueblo a un estatus por debajo del ganado, tratado con una
crueldad calculada que desafía los fundamentos éticos de la humanidad.
La comunidad global debe actuar con decisión: imponer sanciones
integrales, apoyar las investigaciones de la CPI y la CIJ, hacer cumplir
la R2P y exigir la liberación inmediata de los cuerpos retenidos para un
entierro adecuado. Ignorar esto es tolerar un abismo moral donde todo un
pueblo es borrado, su sufrimiento descartado como daño colateral. El
mundo debe enfrentar las atrocidades de Israel con la misma urgencia que
exigiría para cualquier otro genocidio, asegurando justicia para los
palestinos cuya humanidad ha sido tan brutalmente negada.

Citas clave

-   Dehumanising Palestinians
-   Amnesty International
-   UN Report
-   B’Tselem
-   Al Jazeera
-   Middle East Eye
-   Jadaliyya
-   The Guardian
-   Euro-Med Monitor
-   CNN Report
-   ICJ Ruling
-   ICC Cases
-   New Arab
-   RFI